jueves, 11 de diciembre de 2008

Lo bello de la vida


Muchos emplean la mitad de su vida en hacer miserable la otra media.La vida jubilosa y placentera es la única vida real.
Nuestra
vida no es nada, ciertamente, pero es divina.
La
vida da tres especies de fruto: el placer, la embriaguez y el arrepentimiento.
La
vida humana se parece a un camino cuya salida es un precipicio horroroso; nos advierten de ello desde los primeros pasos; pero el decreto está ya pronunciado: es preciso adelantar siempre sin poder retroceder.
La
vida es alhaja que no se halla si se pierde.
En la
vida es necesario proveerse de razón o de un ronzal.
Así como el sabio no escoge los alimentos más abundantes, sino los más sabrosos, tampoco ambiciosa la
vida más prolongada, sino la más intensa.
No puede definirse la
vida sin la muerte.
La
vida humana no es más que una comedia, en la que bajo una máscara prestada, cada uno representa en papel hasta que el empresario le obliga a salir de la escena.
La
vida resulta deliciosa, horrible, encantadora, espantosa, dulce, amarga; y para nosotros lo es todo.
Ignoro si la
vida es una prueba, como asegura la teología; de todos modos, es una prueba a la cual nos sometemos voluntariamente.
La
vida no se vincula en las células; les viene a éstas de algo más sutil.

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